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SEAN FELICES

LÁGRIMAS (Un relato de Laura Rodríguez)

Muchas personas odiarían el sonido del despertador a las siete de la mañana, a diferencia de mi que me levanto a la velocidad que canta un gallo, sin preocuparme de si el uniforme gris tiene alguna arruga o de si mi pelo esta enredado… simplemente desayuno un vaso de leche con kellogs, me lavo los dientes y voy al ascensor con la mochila de color azul-que es una horterada, pero por quince euros ¿qué más puedo pedir?- colgando del brazo, sin preocuparme de nada, tengo la sensación de que todo va a salir bien; estoy feliz.

 

Supongo que el examen de Lengua oral, después de tirarme dos horas para hacer la redacción y aprendérmela, lo explica todo ¿verdad?

 Merche, mi mejor amiga, me aburriría con eso de las dos horas, que si ella no lo va a hacer bien, que si yo no estoy nerviosa…bla, bla, bla y para colmo diría: “Claro, con lo cotorra que eres tú, te pondrá un diez”.

Salgo del ascensor y veo de reojo que el reloj de la farmacia marca las ocho menos veinte, echo a correr para llegar al paso de peatones de la esquina a tiempo cuando alcanzo a Merche, Clara y Beatriz; les llamaban machokailas porque el curso anterior iban siempre en falda – según ellas son muy cortas- aunque ahora Merche ya no se la pone para gustarle a mi hermano Nacho, que va a segundo de bachiller, así que ahora les llaman las bichancias… en fin, que estúpidos son algunos de los chicos de mi curso.

–          Hola Espe-dice Merche pero rápidamente Clara añade “ranza” a la palabra, es un poco bromista pero tiene un corazón de oro.

–          Hola-añade bostezando Beatriz.

–          Hola, ¿estáis…?-empiezo a decir.

–          ¿Preocupadas por el examen de francés? ¿Por el de Lengua?-dice Bea.

–          Pues ¡si!-dicen todas a la vez mientras yo me río.

–          Mira, como ella siempre saca dieces en la expresión oral se pensará que es pa chuparse los dedos-dice Clara.

Nos quedamos mirando a Clara como si fuera un marciano, a Clara, ella que nunca dice una palabrota, ni acorta palabras, a esa parte de Clara que nos pone malas cuando es un viernes por la tarde, a la rubia mas empollona que hemos podido conocer, a ella miramos.

–  ¿Qué?-dice enfadada- ¿Pasa algo?

– Nada – responde Merche y luego me mira- y tu no te vuelvas a reír, con lo cotorra que     eres ya nos podrías dar algún truco para hacerlo mejor.

– ¡Nunca!- echo a correr hasta que llego a la puerta principal y ellas me siguen a lo lejos.

Me fijo en cartel, tiene una mariposa negra y otra blanca, me da un escalofrío, no les veo lo cual quiere decir que ha sonado la sirena y me toca ponerme en primera fila, subo las escaleras. Encuentro rápidamente el aula, número 307, de Lengua de cuarto de la ESO y llamo.

–          Adelante-abro la puerta- señorita Esperanza tiene usted un retraso, póngase en primera fila por favor.

–          Lamento el retraso Visi.

–          Puesto que ha interrumpido la clase empezará usted el examen.

Nerviosa y con la moral por los suelos saco la hoja y cuando estoy delante de mis compañeros, mi historia sobre las vaciones de semana santa me parece ridícula, entonces recuerdo el cartel de la entrada y decido improvisar.

-La historia que voy a contar va a ser improvisada, ya se que nos recomendó que la preparásemos pero lo prefiero así- digo mirando a Visi, de reojo veo a mis fieles amigas haciéndome gestos con las manos intentando darme suerte, respiro hondo, les miro a todos pero en especial a Iñaki, mi novio, y comienzo.

Muchas veces me han entrado ganas de llorar, tantas que no las puedo contar, todo comenzó cuando una mariposa negra- siento que me tiembla la cabeza por dentro, sin embargo algo hace que no calle-se posó en mi mano y esta comenzó a sangrar…entonces perdí la visión.- una luz me ciega y quiero chillar, en vez de eso cierro los ojos y sigo contando la historia-No soy la única, de echo nos llaman Los oscuros porque dicen que la mariposa se llevo nuestro recuerdos, los demás viven en ellos. Ahora tengo miedo- empiezo a temblar-de que la mariposa blanca me alcance y me arrebate la vida…espera noto algo en mi boca-Merche ayúdame, porque no leerás los pensamientos-…por si no despierto… recuerda…te advertí…no llores a no ser-noto caer lagrimas por mis mejillas-que te alcancen.

Aplauden, algunos hasta lloran, pero para mí eso esta muy lejos… lo último en que me fijo es en Iñaki y antes de caerme al suelo le digo: I love you. Después una luz blanca inunda todo.

FELIZ CUMPLEAÑOS

Parece mentira, el blog cumple un año. Casi 24000 visitas. Aquí hay parte de todos y todas. Nos hacemos mayores. Espero que vuestro esfuerzo, capacidad y buena cabeza os ayuden a encontrar el difícil camino de la felicidad.

CAMINO DE SANTIAGO

Bonitas fotos de una gente caminando…

¡AÚPA CAMPEON@S!

UNAS MARAVILLOSAS CHICAS

OS SIGO LOS PASOS EN EL INSTITUTO, LA SOMBRA DE MI SOMBRERO OS PERSEGUIRÁ SIEMPRE.
SED FELICES Y ¡¡¡¡¡¡¡A ESTUDIAR!!!!!!!
ALFONSO
ESTA BONITA FOTO PROMETÍ COLGARLA.

ESTOS VÍDEOS SON INÉDITOS. UNA PRIMICIA

BALONCESTO A TOPE

 

TODOS ALUMNOS. GRAN FOTO

AQUELLA MAÑANA…UN GRAN CUENTO

Ya hacía quince años de la muerte de mi padre. No me entusiasmaba recordar aquel día; aquel uno de abril en el que vivía en un cuento de hadas donde tenía a mis padres para mi sola, para mi sola y para nadie más. Mi padre era el mejor padre del mundo. Me encantaba su forma de prepararme el desayuno, los huevos fritos y los macarrones con tomate…

Aquella mañana hacía mucho calor y me puse mi camiseta nueva de tirantes. Era sábado y, como siempre yo fui la primera en levantarme. Mi madre era muy dormilona y mi padre se despertaba cuando sonaba su despertador (una hora más tarde que el mío). Así que durante una hora podía sentirme la reina de la casa: leyendo, viendo la televisión, preparándome tostadas con mermelada… Me sentía tan afortunada por ser hija única y no tener que compartir a mis padres con ningún pequeñajo mocoso e insolente…

Muchas cosas se me pasaron por la cabeza aquella mañana: podría jugar a las muñecas, hacer dibujos de brujas, despertar a mis padres con un susto… (bueno la última la descarté, pues si no me echarían una buena regañina). Pero no, ese día me apetecía jugar a detectives, así que empecé por fijarme como dormían mis padres; si tenían pesadillas o decían palabras en alto sin darse cuenta, si eran sonámbulos…Cogí la libreta naranja que mi abuela me había regalado por mi cumpleaños, no había escrito ni una sola palabra y me hacía ilusión estrenarla. Pensé que lo primero que podía apuntar sobre mi investigación en la habitación de mis padres sería si duermen destapados o abrigados hasta las orejas.

Entré en su cuarto sigilosamente, pues no quería que se despertasen. Lo único que sabía de toda la investigación era que mi padre roncaba mucho y que por eso la semana pasada mi madre y yo tuvimos que ir a la farmacia a comprar tapones para los oídos. Pero esa mañana no, en ese momento mi padre no roncaba y ni siquiera se le oía la respiración. Al parecerme extraño (ya que mi madre me había dicho que nunca paraba de roncar) me acerqué a él y, para meterme más en mi personaje de detective hice una cosa que aprendí en una serie de médicos. Quizá no lo debí hacer, ni siquiera pensarlo, pero aun así lo hice. Le puse la mano en el corazón y no noté sus latidos. Pensé que la había colocado mal y la puse de nuevo, esta vez en la vena del cuello. Nada. Tampoco dio resultado. Me empecé a asustar y tuve que despertar a mi madre por miedo a que mi padre estuviera enfermo. Ella le puso la mano en el corazón. Seguidamente gritó. Estuvo a punto de desmayarse, pero por suerte no lo hizo.

Hoy es uno de abril. Visitaré a mi madre y comeré con ella. Será un día especial en el que recordaremos a mi padre. Solo ella y yo, solo ella y yo…
MARÍA S.

PELOTA A MANO: UN PAR DE VÍDEOS

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